lunes, 20 de julio de 2020

Capítulo 14


Marc y Juan, después de su encuentro, van a clase. A los dos les encantaría meterse en el baño para sus jueguitos, ninguno de los dos se atreve. Juan rompe el hielo:
--voy al baño...
Si todo fuera normal Marc iría con él. Es lo que espera Juan pero Marc aunque lo desea no quiere arriesgar, le pone muy nervioso la cercanía de Juan. No quiere  caer en la tentación. No quiere que vuelva a pasar lo del otro día.
--te espero en la clase...
Juan se queda decepcionado aunque no se le nota. Marc cree que no le importa y le da pena aunque así es mejor:
--yo lo que tengo que hacer es encontrar una novia y olvidarme de tonterías... --va diciendo mientras va a la clase.
Se cruza con Emilio en el instituto. El joven salta de alegría, a Marc le enternece la emoción que ve en los ojos de él.  Se saludan y pasan de lado. Emilio siente escalofríos:
--te amo, Marc --dice para sí.
Los pantalones que lleva resaltan su esbelta figura (y trasero). Emilio lo mira encantado. Marc tiene mates y la clase comienza antes de la de Emilio. La puerta ha quedado un poco entreabierta, se ve Marc. Emilio se lo queda mirando pero sólo un poco. Aunque no se separaría de esa puerta pero espiar a Marc desde la puerta de la clase es demasiado por si lo descubren.  En la siguiente clase, literatura, sí están en la misma aula y Emilio no hace más que mirar a su amado "esposo". Emilio no hace más que mirarlo. Opina de Marc que es muy guapo, sexy, simpático, adorable, fantástico, maravilloso, y un largo etc...
--te amo, Marc --se tiene que traga antes.
Pero le hunde. No soporta ver que habla con otros. Con chicas, con Juan... Los celos lo matan. Lo mira y no le gusta ver que hable, que se divierte con sus amigos y que él no está incluido en esa lista. Verlo en la calle aunque sea de lejos lo llena de vida, pero verlo con otra gente es algo que lo mata lentamente. Marta y Juan sólo han aprobado una algo que a Emilio le fascina porque los detesta y quiere que todo les vaya bien mal. Aunque quieren guardar un poco la distancia para que el uno no sospeche que le gusta al otro, Marc y Juan siguen teniendo mucha complicidad. Para felicitarlo, con ironía, porque contesta bien a una pregunta, Marc toca en el hombro a su amigo. Es un gesto de cariño que a los dos les excita mucho y a Emilio le da muchos celos. No soporta que estén sentado juntos y que sean amigos. Mira a Marc con amor y con dolor. Daría lo que fuera por estar a su lado. Le fascina Marc: cuando rie, cuando mueve las manos, cuando niega con la cabeza cuando no está de acuerdo con lo que dice la profe. A veces se muerde las uñas. Está por los suelos, muy desanimado. Tiene ganas de irse a su casa pero no quiere por Marc, porque aunque le hace daño quiere verlo. Está pensando en si se queda o no y de pronto se da cuenta que Marc no está. No se lo puede creer. Está furioso. ¡¡es lo que le faltaba para que se le estropeara el día¡¡ Sale de prisa con las cosas en las manos (jersey, chaqueta, carpeta) Va desabrigo pese a que hace un frío que hiela pero no puede perder tiempo. Corre, corre... Su corazón está a mil cuando lo ve de lejos. Lo atrapa poco antes que Marc llegue a su casa.
--Hola...


Emilio habla sofocado. Marc está sorprendido. Se nota que iba con prisas, que ha salido corriendo. Marc no puede creer que sea por él, que esté tan pendiente de él. Por un lado le emociona, por otro lado piensa que no puede ser.
--¿¿qué haces?? --le pregunta extrañado.
Emilio teme estar delatándose pero se sentía demasiado hundido de ver a Marc con otros y en cambio tenerlo en la calle, sólo para él lo hace sentir feliz. En esos segundos siente que el resto del mundo no existe, que sólo existe Marc y él. Elude a la pregunta con un:
--¿no te quedas a inglés?
--No, no creo que vuelva a ir... todo lo que enseñan ya lo sé... Sé bastante inglés por la música y también de ver fútbol americano...
No sabe bien que decirse, se van contando chismes de los profesores. Emilio lo acompaña justo hasta el portal. Ya que ha sido muy descarado no le viene de aquí... Le gustaría tanto pasar a su casa con él. Cruzan en rojo. A Emilio le habría encantado esperar para estar más rato con él pero Marc tiene prisas de librarse de Emilio. Se ve demasiado claro que Emilio le va detrás y eso aturde a Marc pero Emilio piensa seguir igual a no ser que él le diga algo. Gracias a ese par de minutos que ha estado a solas con su amado "esposo" su estado de ánimo está en alza. Mientras Emilio se va a su casa radiante de felicidad, Marc se da una ducha atormentado. Se da golpes en la cabeza.
--¡¡no soy gay... no soy gay¡
Le atormenta pensar en su deseo cuando toca o lo toca Juan, en la mirada de Emilio:
--¡¡me gustan las mujeres... me gustan las mujeres...¡
LLaman al timbre. Insisten. Está seguro que se trata de Marta. Ella le hace sentir macho y aunque no es el prototipo de belleza con la que le gusta ir se conformo.
--¡¡ya voy...¡¡
Marc va hacia la puerta secándose la cabeza, su cuerpo totalmente desnudo. Abre la puerta.
--pasa, Marta.
En la puerta una rubia imponente que no esperaba encontrarse a esa belleza desnuda. Lo mira con deseo y muy caliente dice:
--si le enseñas las pelotas a todas las vecinas te van a nombrar vecino del año...
Marc se queda de piedra:
--¿¿tú no eres Marta?¡
El joven se tapa sus partes con la toalla aunque le gusta el deseo de la joven.
--no y me alegro...
Ella lo devora con los ojos. Él la mira pícaro:
--así?
--sí, soy la nueva vecina y nunca esperaba que me dieras ese recibimiento...
A Marc la mirada de la joven le excita, le hace sentir macho. Tira la toalla. Ella está encantada. El joven es muy guapo y sus partes íntimas ya crecientes mojadas le fascinan.
--espero que no te moleste que esté desnudo --dice él con ironía.
--No claro que no... sería un delito...
No median palabras y fornican como bestias ahí mismo. Solo alcanzan a cerrar la puerta. Marta llega poco después, quiere pasar un buen rato con Marc pero oye los jadeos. Se muere de rabia.
--¡¡eres mujer muerta...¡
Mientras que Marta espera tras la puerta de su casa para conocer a su siguiente víctima, Marc desnudo mira a la desconocida que se viste.
--por cierto... ¿¿querías algo?
Ella le sonríe:
--un poco de leche...
Él le muerde el cuello:
--pues has tenido la mejor... --dice pícaro.
--No me refería a ese tipo de leche...
Se sonríen:
--ahora te traigo una botella...
Ella le mira el trasero, los genitales en movimientos. Marc le entrega la botella:
--por cierto... soy Marc...
--Yo Gida...
Él se ríe:
--Gida?? ¿de donde viene eso?
Ella agacha la cabeza:
--es Brigida...
Marc se ríe pero ella lo mira regañona. Él le acaricia el pelo:
--no te enojes...
Él se agarra al trasero de ella:
--¿puede verte de nuevo?
--claro, vivo en el piso de arriba con 3 amigas...
--¿3?¿y solteras?
Los dos se miran seductores. Una joven con Gida es lo que Marc necesita para no sentirse poco hombre. La acompaña a la puerta.
--¿no te da pena que te vean desnudo?
Él hace que no con la cabeza.
--claro... eres un bien nacional ¿no?



A él le encanta como le hacen sentir esa joven. La besa con pasión ante la mirada enfermiza de Marta. Gida se va a su casa. Marc se queda unos segundos viéndola. Se miran de lejos. Marc contempla a Marc. La visión de ese joven desnudo la fascina pero tiene demasiada bronca. Se muerde los puños hasta hacerse sangre:
--¡¡voy a acabar contigo...¡¡ ¡¡maldita...¡¡maldita...¡
Marc se siente bien, se siente macho aunque ahora que está a solas de nuevo le vuelven las dudas. En su habitación tiene una foto de él con Juan. La mira, le atormenta recordar el deseo que se sintió en sus brazos. Tira el marco, se le escapa unas lágrimas por sus mejillas. No es algo del corazón, es algo de más abajo. Es algo físico. En el fondo sabe que sentiría más placer acostándose con un hombre cualquiera que no con una mujer y el nombre que eso tiene lo atormenta. Da puñetazos a la pared:
--¡¡no soy gay... no...¡
Piensa en Emilio y no quiere verse humillado como él que es la burla de toda la clase. No quiere verse marginado como él.



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