Emilio está en una oscura calle. Se encuentra con Marc. Está extasiado. Siente una energía que lo recorre. Es como un rico orgasmo. Se miran no se dicen nada pero Emilio se siente feliz. Después de largo rato mirándose, Marc le dice:
--¿¿qué te pasa?
Emilio está muy nervioso pero se arma de valor y le dice:
--te amo...
Marc se queda de piedra.
--¿como?
Con timidez pero no queriendo callar por más tiempo ese amor que le quema por dentro, Emilio le dice:
--me enamoré de ti el primer día en que te vi... Desde entonces yo...
Marc lo mira muy dulce. Le pone los dedos en los labios para que no hable. Emilio siente que el corazón se le va a escapar del pecho. Mira los labios de su amado. Desea esos labios. Marc sólo lo abraza. Sus brazos lo protegen. Entre sus brazo Emilio siente una gran dicha, se siente inmensamente feliz. Despierta entre sudor. Su osito está a su lado. Lo abraza con amargura:
--sólo ha sido un sueño... pero era tan bestial... ojala pasara de verdad....
No puede volver a dormir. No deja de pensar en su sueño, en Marc, en lo que le gustaría que pasara algo especial entre ellos. Abre la luz, siente aún la sensación tan rica de los brazos de su amado rodeándolo. Abraza a su osito con los ojos cerrados para alargar esa sensación. Le habla a su osito de Marc, desahoga su amargura por ese amor que se tiene que tragar.
--LO amo... aunque nunca me he enamorado en los primeros días sé que lo amo... Marc es mi amor de verdad... No es como los otros años porque antes no me gustaba uno solo... ahora me gusta él... Sólo él. No hay ningún hombre más en mi corazón... Él es el amor de mi vida...
Aunque es un amor que le gusta no es un amor que le da alegría sino tristeza. Es un amor que le hace daño, le da rabia porque no está con él y eso lo va hundiendo lentamente. Se siente muy desánimo. Ese amor que está empezando a sentir lo quema día a día porqué él no está a su lado. Muy abrazado a su osito llora:
--me gustaría tanto poder unir mi vida a la de él pero ya puedo sentirme feliz si tengo la oportunidad de hablarle...
Emilio está desesperado. Con ganas de gritarle al mundo que está enamorado de Marc pero sabe que nunca tendrá valor para decirlo a la cara. Busca periódicos viejos que la empleada usa para el piso. En un folio en blanco va pegando las letras hasta hacer la siguiente frase "te amo Marc Novellas". Como siempre llega el primero a clase esa mañana decide que lo pegará en el cartel de anuncio. No sabe qué pasará, como se lo tomará Marc. Le da mucha vergüenza en pensar en la reacción de la clase, de los profesores. A lo mejor a Marc no le gustan esas niñerías... Por algo es el mayor del curso pero siente que si no hace algo se va a volver loco. Ese día precisamente no es el primero sino el segundo.
--¡¡que rabia...¡
No quiere esperar al dia siguiente. Está demasiado ansioso y no quiere seguir pensando en el cartel. No quiere pensar y si se tiene que arrepentir pues luego ya será tarde. Sabe que si quiere hacerlo de una manera discreta sin que nadie lo vea sólo le queda el lavabo. No es algo que le haga mucha ilusión. No le parece el lugar más idóneo. Además, su idea no era que Marc supiera que lo ama un chico porque teme que sea delatarse. Sólo quería que Marc supiera que alguien lo ama, que ha despertado amor secretamente en alguien. No quiere esperar más.
--que tenga que pasar lo que tenga que pasar...
Se arma de "valor" y con una de las chinchetas que llevaba pega ese cartel en la puerta del lavabo, por dentro. Se siente muy excitado. Es la primera vez que hace algo por el chico que ama y aunque es consciente que no es mucho si es más de lo que había hecho por otros. Se arrepiente en seguida pero Marc y su amigo Juan van al lavabo. Ya lo hecho está hecho. Está muy nervioso porque no sabe qué pasará. Piensa que Marc se lanzará en sus brazos, que lo besará, que le dirá que lo ama. Otra posibilidad, la más posible, piensa, es que se lanza hacia él y le parta la cara.
Juan y Marc hacen pis el uno al lado del otro. Ambos muy separados. A los dos amigos les gusta mirársela, según ellos para comparárselas.
--que pequeña la tienes, no sé que ven las niñas en ti --le dice Juan burlón.
Marc se siente muy orgulloso de sus encantos:
--oye, no te pases que la tengo más grande que tú... --un poco molesto.
--si un milímetro --dice el otro burlón.
Aunque sólo es un juego, aunque los dos matarían a quien los llamara gay lo cierto es que los muchachos gozan mucho con esos juegos. Están tan excitados que no se dan cuenta del cartel que está enganchado a la puerta.
--¿cogiste ayer? --le pregunta Juan.
--¿y tú?¿te has pajeado? --le pregunta Marc irónico.
--No, prefiero que me pajees tú...
--que maricón eres...
Los dos hablan con un tono de burla pero lo cierto es que disfrutan mucho tocándose. Se rien.
--que harias tú sin mis mamadas --le dice Marc-- almenos de vez en cuando alguna tía me la mama pero tú sólo me la metes a mí... y eso que me da un asco...
--si pero bien que te gusta que te la mame...
--bueno cierro los ojos y me imagino que es una buena tia la que me hace el trabajo...
--si y yo hago lo mismo...
Los dos amigos hacen un esfuerzo para que no se note que disfrutan con esos juegos orales. Mientras se la sacuden JUan dice con ironía:
--a ver quien tiene la suerte de mamarla.
--menuda suerte... que asco...
Marc habla para disimular. En realidad se la juegan a los chinos porque no quiere reconocer que les encanta. No les importa a quien le toque el qué, a los dos les encanta mamarla y que se la mamen pero es algo que no se confesarían ni a ellos mismos. Los dos fingen que les fastidia que les toque a ellos. El azar hace que le toque a Marc mamada. Juan grita:
--¡¡viva...¡ ¡me imaginaré que me la mama la Marta esa...¡
Marc le guiña el ojo:
--la mama bien rico...
--como tú, bonita --dice Juan con ironía.
--maricon... --Marc riendo.
Los dos se encierran en el water. Ambos muy excitados. Juan se sienta en la taza del wáter y Marc de rodillas se pierde en sus genitales. A Marc le encanta acariciar ese pene, meterlo en su boca y lamerlo hasta que una explosión blanca le llena la cara.
--¡¡que guarro eres...¡¡ ¡¡no hacía falta mancharme tanto...¡
Juan se siente poderoso. Goza. Sale del wáter abrochándose los pantalones mientras que Marc se limpia.con papel de wáter. Se mira al espejo.
--eres un cerdo... aún estoy manchado... No tenias porque ser tan guarro... --dice Marc mientras se limpia con agua y se asegura que no quede ni rastro.
Juan está mirando muy fijamente la puerta y dice:
--quedamos que el ganador hace con la leche lo que quiera... Otro día te puedo obligar a que te la tragues...
--no te atreverías --dice Marc amenazante para disimular que le da curiosidad probar su leche pero no se atreve.
--ya verás como sí --dice sin mirar a la cara.
Como si fuera para vengarse, Marc le dice:
--pues como te toque a ti mamarle sí te vas a comer toda mi leche...
--pobre de ti... que asco... --aunque también le da curiosidad.
--ni modo... el juego es el juego...
A ambos les excitan esos "juegos"
Marc se acerca a él. Le pone la mano en la cintura, lo toca con un falso cariño de amigo. Aunque no siente sentimientos de amor sí lo desea. Le encanta ese culito pero eso es ya más de lo que ambos se atreven a hacer en sus juegos. Es algo que los dos frustran. Juan se aparta de la puerta y entonces a Marc se le desencaja el rostro al ver ese cartel. Lo arranca con furia y lo rompe en mil pedazos.
--¡¡maldito maricón¡ ¡¡yo lo mato...¡
Ahora es Juan el que se aprovecha en tocar a su guapo amigo.
--oye, que a lo mejor es una tía.
--¡¡¿¿en el lavabo de tíos??¡
--¡se los voy a hace tragar¡¡ --dice con esos papeles en la mano.
Marc es toda furia. Aunque tiene su lado gay no soporta a los chicos como Emilio. No le gusta los afeminados, los que no se esconden. De sus ojos saltan chispas.
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